Ya hablaremos del 2020 cuando esté terminando como venimos haciendo todos los años en el último post del año, pero de momento lo que sí podemos asegurar es que este año pasará por ser el año de Linux en el escritorio del despegue oficial de la videoconferencia.
Sin duda no hay mejor forma de avanzar, que el hecho de que te obliguen a hacerlo, las empresas no están dejando de usar el Fax por ser mejor o peor que el Email, lo están dejando porque cada día que pasa hay menos empresas que solicitan que envíes algo por Fax, y en este año tan «especial», la videoconferencia ha pasado de ser un servicio que apenas usaba el 1% de los usuarios, a usarlo de una forma u otra el 30% entre videoconferencias familiares, reuniones de trabajo, citas con clientes e incluso como aula deslocalizada.
Servicios como Zoom, Skype, Jitsi Meet o Google Meet entre otros, llevan desde el mes de Marzo haciendo «su agosto» ya no sólo por el tiempo que hemos estado confinados, si no por que se ha establecido la videoconferencia como un servicio más del día a día. Al no poder salir y reunirte con tu cliente en persona, y estar obligado a hacerlo por videoconferencia, ahora que ya podemos salir a la calle, al existir riesgo de contagio se sigue recomendando realizar reuniones vía videoconferencia, lo que ha llevado a que este servicio continúe siendo necesario y práctico.
Sin duda, la posibilidad de hacer una videoconferencia hoy día requiere menos recursos que hace unos pocos meses, y si bien antes pocos usuarios tenían webcam en sus PCs del escritorio, hoy día es raro encontrar a alguien que no tenga una cámara web con la suficiente calidad como para poder hacer una reunión improvisada desde su propia casa.
Desde casi todos los gobiernos de los distintos países se recomienda que siempre que se pueda seguir teletrabajando, se faciliten las medidas para hacerlo, a fin de evitar el «confinamiento» dentro de una oficina y el riesgo que supone contagiarse sin querer y que el virus se expanda. Por eso, las recomendaciones de los gobiernos de que, si existe la posibilidad de teletrabajar, se continúe trabajando desde casa.
Esto implica varias cosas:
- Que los gobiernos entienden la importancia de adaptar las empresas al trabajo deslocalizado.
- Que las empresas buscarán herramientas que permitan realizar el trabajo de una forma remota de idéntica forma a como se hace de forma presencial.
- Que se abre la puerta a buscar «talento» más allá de su área geográfica.
- Que la responsabilidad del trabajador será medida de forma diferente a como se venía haciendo hasta ahora (midiendo el número de horas que pasa en la oficina).
Por supuesto, esto sólo será posible en aquellas empresas que puedan realizar su trabajo fuera de su lugar de trabajo (algo que por desgracia no pueden hacer médicos, obreros de la construcción, limpiadores, etc.) pero en muchas otras empresas, la posibilidad de adaptar sus protocolos para hacer frente a otro posible confinamiento y poder seguir funcionando con la gente trabajando en remoto, será algo que todas las empresas deberían estar planeando desde hace unos meses.
Las herramientas que permiten hacer reuniones por videoconferencia han demostrado ser de una utilidad inmensa. Es verdad que aún hay cosas por mejorar (calidad de las webcam, consumo del ancho de banda, códecs que ponen el procesador a 1000 o que agotan la batería de un móvil en minutos) pero en definitiva, se puede hacer una reunión formal y de forma segura.
Falta que termine por despegar que los terminales IP incorporen esa capacidad de videoconferencia para evitar que sea nuestro ordenador quien tenga que traer una webcam, instalar una aplicación, pelearse con los códecs de audio, configurar el micrófono, etc.
También falta por experimentar la sensación de hacer videoconferencia con nuestros propios compañeros de trabajo en lugar de sólo una llamada de teléfono. Hay mucha información que no se puede transmitir sólo «vía audio» y esto sería la pieza que completaría la integración de la VoIP como servicio disruptivo frente a la telefonía tradicional.