No obstante, el artículo no está orientado a hacer una crítica de Windows 10 y que no es cierto todo lo que los rumores apuntaban, si no en dedicarle unos minutos a hacer una reflexión interesante, sobre la privacidad, seguridad y la tentación que tiene el hecho de ser el dueño de un sistema operativo que en apenas 2 años estará instalado en miles de millones de sistemas (entre móviles, tablets, portátiles, PC, etc…) y no incluir un código de 4Kb que permita acceder remotamente y de manera silenciosa a cualquier de estos sistemas, acceder a su cámara sin encender el led correspondiente, calcular posición y enviarla a un servidor nodo para monitorizar posición, velocidad, etc.
La NSA, FBI, CIA, … y demás organismos de inteligencia y seguridad tienen los poderes legales para exigir a estas empresas acceso remoto a cualquier sistema… aquí lo único que nos salva es la «filosofía de la hormiga», ser tan pequeño y silencioso que nadie nos va a espiar porque a nadie le importamos como para gastar recursos en hacerlo.
El problema viene con que la tecnología es global, las compañías pertenecen a los gobiernos y, tal y como nos enseñó Wikileaks y sus filtraciones de telegramas, los gobiernos se ponen de acuerdo para mover hilos en según qué intereses y no precisamente los de sus ciudadanos.
Volviendo a Microsoft y su Windows 10 ¿cuanto tiempo pasará antes de alguien anuncie la existencia de una puerta trasera back-door en Windows 10? Si no aparece, no será por que no sea algo muy atractivo y por supuesto,
Por supuesto, ahora que se conoce la fecha de salida de Windows 10, sin muchos los que se apresuran para poner en la red supuestas imágenes de Windows 10 RTM con troyanos y virus precargados para capturar información y reenviarla, enviar spam, así como autoinstalar demonios mineros de bitcoins… todo vale para el nuevo sistema operativo que seguro será todo un éxito, un gran despliegue de medios que hará las delicias de los expertos, un sistema perfecto pero que seguirá siendo vulnerable a virus, troyanos, gusanos y demás fallos que requieren de actualizaciones que duplican o triplica el tamaño del propio sistema operativo.