Lo cierto es que, por raro que parezca, los satélites posiblemente no los utilicen para vigilarnos, pero todo lo demás no anda muy desencaminado.
La compañía del «Don’t be evil» tiene en su poder, la información de dónde vive un usuario que tiene Android, dónde trabaja, dónde pasa el fin de semana, si ha volado en los últimos años, además tiene acceso a su correo electrónico, a sus términos de búsquedas, a las páginas que ha previsualizado en su «Búsqueda Instantánea», qué le interesa en cada momento, incluso mucha más información que tardaríamos bastante en describir.
La compañía de la «fruta de Blancanieves» y el del «microblando» se abren apuestas sobre el número de puertas traseras que tienen instaladas para que ciertos organismos puedan acceder en cualquier momento a los datos, incluso cuando el usuario no tiene puertos mapeados en el router… por supuesto, todas estas teorías compiranoicas están a la orden del día. Hay quién se las cree y hay quién no, lo que ocurre es que cuando leemos cosas como «Descubierta puerta trasera en Windows» o cosas como «FBI crea unidad secreta para interceptar comunicaciones inalámbricas«, o cosas como «El FBI obliga a Facebook y a Google a permitir acceso para ver los datos personales de sus usuarios«, la mosca que tenemos todos detrás de la oreja y que nos molesta cuando empezamos a pensar mal, ya tiene hasta compañera.
Es de sobra conocido, que en EEUU, por mucha libertad que digan tener, cualquier empresa puede ser contactada por el FBI para obtener cualquier dato de sus usuarios, de la misma forma que en Europa, si un juez así lo solicita (un juez no es un agente del FBI), pero el hecho de que nuestros datos, nuestros correos o incluso nuestras conversaciones privadas o de trabajo, sean escuchadas por una persona (supuestamente del FBI sin relación alguna con nosotros) es algo que debería mosquear a aquellos que conocemos cómo funciona este mundo.
La única forma de consolarse es pensar que «una hormiga no llama la atención en un desierto«, pero existen las posibilidades técnicas para permitir que alguien pueda leer y escuchar lo que pones en internet. El hecho de utilizar herramientas de cifrado no hace más que llamar más la atención (como decía alguien conocido: si no tienes nada que esconder, no deberías preocuparte por la privacidad).
Noticias como esta, deberían hacernos pensar unos minutos qué estamos haciendo y cómo… ¿qué podemos decir, publicar y enviar que no sea considerado «peligroso»?
Lo último, ha sido descubrir que una sección del FBI llamado DCAC, se dedica a escuchar conversaciones telefónicas y VoIP (sin cifrar o cifradas): http://news.cnet.com/8301-1009_3-57439734-83/fbi-quietly-forms-secretive-net-surveillance-unit/
Os dejo unos cuantos enlaces interesantes por si tenéis la mosca detrás de la oreja:
- http://alt1040.com/2012/01/dos-detenidos-en-estados-unidos-por-bromas-en-twitter
- http://news.cnet.com/8301-1009_3-57439734-83/fbi-quietly-forms-secretive-net-surveillance-unit/
- http://www.eweek.com/c/a/Security/FBI-Wants-Google-Facebook-to-Provide-Wiretap-Backdoor-Report-628974/
- http://www.elpais.com.uy/120203/ultmo-622494/ultimomomento/anonymous-espia-al-fbi-y-a-scotland-yard/
De todas formas, tampoco os lo toméis muy en serio… seguro que todo es una magufada conspiranoica…