En esos 1.430 millones de dólares que deberán pagar, se encuentran los 900 millones atribuidos a la depreciación de activos de Skype y los 530 millones destinados a satisfacer los acuerdos establecidos en su día con los accionistas de la compañía de VoIP.
Según un portavoz de la compañía: «Skype no ha funcionado de la manera que esperábamos, y estamos decepcionados con las medidas tomadas, pero todavía creemos que Skype es un producto extremadamente valioso«.
Skype ha seguido creciendo en suscriptores e ingresos, aunque no tanto como antes de la adquisición. Su mayor desafío ha consistido en conseguir que sus usuarios utilizasen servicios de pago, y en obtener de sus clientes mayores ingresos.
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